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Si Utah hubiera ganado en Memphis, el final de partido en el Staples
Center hubiera provocado que a más de un Laker se le hubiera parado el
corazón. Afortunadamente para la afición local, eso no sucedió. Los
Lakers salieron con mucho peso quitado de encima al conocer la victoria
de los Grizzlies, un triunfo que les aseguraba de antemano su presencia
en los playoffs, un triunfo que borró de un plumazo el tremendo
dramatismo que se respiraba en la cita Lakers-Rockets.
Y fue un final para reivindicar la figura de Pau
Gasol, que ha logrado su mejor rendimiento de la temporada en su parte
final, que ha dado un paso al frente tras la lesión de Kobe y que ha
firmado 2 triples-dobles en sus 3 últimos partidos. El de anoche,
monumental tras lograr 16 rebotes y 10 asistencias entre la segunda
parte y la prórroga del partido. Porque tras el descanso Pau fue el
auténtico timón del equipo.
Acabó el español con 17 puntos, 20
rebotes y 11 asistencias, algo más que un triple-doble normal, tan algo
más, que nadie hacía números semejantes en los Lakers desde que un tal Kareem Abdul-Jabbar se marcó un partidazo de este calibre en 1978.
Pero
más allá del memorable partido de Pau, ha habido otros 2 jugadores muy
criticados que se han reivindicado en este final de campaña: Steve Blake
y Dwight Howard. Blake volvió a marcarse un partidazo, sin esconderse,
sin que le importara terminar con un 6 de 20 en el tiro, porque aportó
mucho al equipo, tanto con 24 puntos, 7 rebotes, 7 asistencias y 4
triples. Enorme. Y Howard porque dio a los Lakers el punto defensivo
adecuado en la segunda parte para acabar con 16 tantos, 18 rebotes, 4
tapones y 3 robos. Porque no hay que olvidar que los Lakers crecieron en
la segunda parte a medida que su defensa creció y se aproximó más a la
defensa estupenda ofrecida ante Spurs. Además, 16 puntos desde el
banquillo de Antawn Jamison e importancia puntual de Jodie Meeks en momentos importantes.
Houston
no pudo aprovechar las urgencias de Lakers porque éstas desaparecieron
con la derrota de Utah y tampoco supo leer bien los 2 finales de
partido, el del cuarto cuarto y el de la prórroga. Sólo una genialidad
de Chandler Parsons evitó su derrota en la última jugada del tiempo
reglamentario. Atacaron los Rockets 3 abajo (90-87), defendió muy bien
el equipo local, atacaron de forma desvencijada y atolondrada los
visitantes, que estuvieron a punto de perder el balón de forma
permanente en la jugada, pero llegó Parsons y se marcó un triple frontal
sobre la bocina para llevar el partido al tiempo extra.
Parsons
(23 puntos) fue de lo mejor del equipo. James Harden, claro está, fue el
motor visitante con 30 tantos y 8 rebotes, aunque acabara con 8 de 25
en el tiro y no gestionara demasiado bien los finales de partido. Jeremy Lin,
mientras, se apagó de forma fulminante cuando el choque llegó a su
máxima exposición al riesgo. Y los Rockets se las verán con OKC. O lo
que es lo mismo, el morbo Thunder vs. Harden está servido
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